Fundación Bangassou - Apadrinamiento

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Apadrinamiento

Apadrinamiento

La Situación de los niños huérfanos allí según Juan José Aguirre

      En la Diócesis de Bangassou el 18% de la población está contaminada de SIDA y una de las consecuencias del SIDA son los huérfanos. Estos podemos considerarlos en varias categorías:

  1. Categoría: huérfanos totales, padre y madre fallecidos, abandonados. La abuela está enferma o es muy mayor: Huérfanos minusválidos o disminuidos.
  2. Categoría: Huérfanos de padre o madre solamente, pero muy pobres. La madre se ocupa poco de ellos o es enferma, a veces en fase terminal. O bien los tíos no los pueden alimentar o la hermana mayor es demasiado joven.
  3. Categoría: Huérfanos que viven con el padre o la madre o alguno de la familia, están bien alimentados pero necesitan ayuda de tanto en tanto sobretodo al principio del año escolar.

 

      Cuando se apadrina un niño se recibe su foto y una pequeña historia de su vida, recibiendo posteriormente información periódica de su situación.

Las abuelas de Bangassou

      Chancela abre sus grandes ojos cuando paramos el coche cerca de la casita de paja y barro en la que vive con su abuela Philomene. El interior de su casa es oscuro. Huele al humo causado por el fuego que encienden para calentarse durante la noche. Entran en la casa solamente para dormir. Chancela tiene 6 años. Philomene prepara cada noche su cama de cañas de bambú para dormir juntas y así poder calentarse mutuamente. Pasan el resto de su tiempo al exterior: se lavan en un pequeño baño hecho de ramas de palmeras, hacen su cocina bajo una choza de paja de forma circular donde, arriba, guardan los productos de su campo. Hacen el fuego en el hogar, encendiéndolo entre tres piedras, símbolo del mundo de los espíritus en la cultura Nzakara. La primera piedra representa el alma de los antepasados, la segunda el alma de los difuntos de la familia, y la tercera es el símbolo del alma de los que nacerán un dia pero que Dios no ha llamado todavía a la vida. Sobre esas piedras, se prepara la comida, se amalgama la vida. La abuela cuenta a su nieta, delgada como un hilo, retazos de sabiduría acumulada en su memoria. Los padres de Chancela murieron hace unos años a causa de la tormenta que hace estragos en la ciudad de Bangassou y en toda la República Centroafricana desde une década: El SIDA. Una de las consecuencias de este huracán sin piedad son los huérfanos. La otra consecuencia es el número creciente de abuelas que vuelven a ser madres con 40 o 50 años para ocuparse de sus nietos. Esa nueva maternidad se convierte en un peso más, al lado de los trabajos de campos, la venta de pequeñas cosas en el mercado, la dura vida de Centroáfrica. Con 45 años una abuela (o una tía o una vecina de la madre muerta que acepta de encargarse del niño…) está ya cansada. Tiene paludismo crónico, ha perdido sus dientes, tiene reumatismos en todo su cuerpo, tiene dolores cervicales por haber soportado muchas cargas sobre la cabeza desde pequeña... En Bangassou, sin ayuda del gobierno, ni seguro médico, una abuela de 50 años es ya vieja y está muy cansada.

      En Bangassou, las abuelas como la de Chancela se cuentan por varias decenas. ¡Madres a los 50 años, habría que hacer un monumento de homenaje para ellas! Cuando el niño llora la noche ( porque la leche en polvo que la misión católica les ha dado se ha acabado o el biberón preparado el día antes se ha agriado), la abuela entona alguna cancion de cuna o le da de mamar, "para engañarle", dice, puesto que nada sale de su pecho seco.

      Hay muchos casos parecidos. Gypsie, con 14 años, se ha convertido en la responsable de la familia desde que su madre murió en 2002. Gypsie lleva su hermano de 1 año sobre su espalda e intenta "engañarle" como sea puesto que no tiene nada para aliviar sus lágrimas. Georgine es viuda, madre de 6 hijos. Otros dos niños se han añadido, hijos de su hermana muerta en enero 2003. Brigitte tiene otros 5 hermanos y hermanas. Con 18 años, va a la escuela y al mismo tiempo, se ocupa del hogar. El abuela se encargó de todo hasta que se envejeció y se cansó. Brigitte, con 18 años, es una mujer madura porque tiene 5 bocas que alimentar y una abuela a cuidar...

      La pequeña Chancela nos saluda con su mano cuando cogemos el coche para volver a la misión. Va a recoger su mochila para ir a la escuela privada de la Catedral donde la Asociación de huérfanos de Bangassou la ha escolarizando junto con otros 100 huérfanos de 5 a 12 años. Se va a sentar al lado de su mejor amiga, la hija del inspector de policia. Comerá en la escuela antes de volver a casa. A veces, la comida de la escuela es la única que toma al día. Para esos huérfanos, los meses más difíciles del año son los meses de vacaciones cuando la escuela está cerrada. ¡Escuela cerrada, comida olvidada! La diócesis acaba de terminar la construcción de un orfanato para acoger a los niños cuando las abuelas mueren cansadas. Empezamos tambien en estos dias a construir un centro para acoger los enfermos de SIDA en fase terminal. Mientras no tengamos el tratamiento anti-retroviral, el SIDA es irreversible.

      Gracias a los amigos que nos han ayudado a contruir un orfanato, a empezar un centro anti-SIDA, a los que nos envían los paquetes con leche en polvo, a los que venieron para operar a los huérfanos minusválidos, la vida es menos dura para los huérfanos de Bangassou.

      ¡Ojalá las almas que esperan nacer en la tercera piedra puedan un día, en Bangassou, encontrar una madre y un padre en buena salud, una familia completa y una abuela para contarles la historia de las tres piedras cuando la madre haya ido al campo!

      Navidad de 2003

Mons. Juan José Aguirre 
Obispo de Bangassou

 

 

 

 

      Querido amigo Don José Vilela,

      Mil gracias por el incienso que huele por toda la catedral de Bangassou y sube al cielo como las oraciones y los sufrimientos de los Santos que han purificado sus almas con la enfermedad... Mil gracias por su recuerdo siempre despierto, por su simpatía. Estuve en Roma y viví lo de la canonización de Comboni con muchas ganas. Yo fui con mi familia. Eramos un autobús de 50 personas de Córdoba, entre hermanos, primos, cuñadas, etc. y pedí a Comboni por todos vosotros. Yo estoy muy bien. Siempre liadísimo en esta diócesis inmensa con 450 capillas. Mi agenda siempre desborda y mi sueño con retraso. Pero estoy contento de estar dando mi vida por esta gente, los más pobres, con tantos proyectos que estamos llevando adelante para acallar el hambre, la falta de dignidad, la violencia y las muchas necesidades que hay por aquí. Le mando unas letras que escribí el otro día para "enganchar" a alguien en el trabajo con los huérfanos. Ojalá le diga algo. Mil abrazos. Ánimo, Don José, yo noto que Él coge por la mano en los momentos claves de nuestra vida. Muchas veces le digo como la canción: "Eres realmente el más cierto en mis horas inciertas". Por valles oscuros Él nos acompaña y nos susurra: No tengas miedo, que yo estoy contigo! Asi vivo mi vida misionera y camino contento. Un abrazo fraterno.

 

Mons. Juan José Aguirre
Maison Comboni
B.P. 1372
Bangui (Centroáfrica)

.............................. Bangassou 12-01-04






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